Durante el siglo XX se desarrollaron medios de comunicación tan poderosos como el cine, la radio y la televisión, que permitían masificar la difusión de informaciones, logrando que enormes sectores de la población quedaran expuestos a esos datos simultáneamente, sin exponerse a la distorsión que introducen los intermediarios. Si alguien lograba el acceso al medio, podía utilizarlos para decir lo que quisiera, sin quedar demasiado expuesto a la respuesta de los destinatarios.
La publicidad de empresas y servicios encontró en los medios
un vehículo dispuesto a acogerla sin restricciones. A partir de los años `30, la
propaganda política no tardó en utilizar el poder de los medios para lograr sus
objetivos de control social.
La propaganda, cuidadosamente
coordinada con los ejércitos, puede contribuir en forma devastadora a la caída
de Hitler (…). Los puntos débiles en la armadura enemiga (…) solo pueden ser
alcanzados por los tiros de la propaganda hábilmente dirigidos. La más
peligrosa y efectiva de esta propaganda ofensiva, es el RUMOR INSPIRADO. El
rumor difundido con el objeto de confundir al enemigo, puede valer por muchas
divisiones y muchos escuadrones aéreos. (Ronald Turnbull)
Himmel y su hija Gundrun |
Los nazis no fueron los primeros en utilizar las
informaciones falsas, imposibles de confirmar. Los adversarios de los alemanes,
durante la Primera Guerra Mundial, habían propagado el rumor de que en Alemania
se utilizaba grasa humana (de judíos) para fabricar jabones. Era una idea
horrible, que alentaba a derrotar a una nación tan cruel. Durante la Segunda
Guerra Mundial, ese proyecto imaginario se convirtió en realidad, gracias a la
visión delirante de los antisemitas, pero esto sucedió en pequeña escala, y fue
suspendido por los mismos jerarcas nazis, cuando advirtieron que sus
repercusiones eran incontrolables para ellos. Si iban a exterminar judíos,
aprovecharían el pelo como relleno de sillones y colchones, pero lo harían
discretamente, para no escandalizar.
Los mitos, encarados por el gobierno de Gran Bretaña de
comienzos de los años `40 como una herramienta bélica de primer orden, debían
infundir en ciertos casos un optimismo excesivo a los ciudadanos ingleses y en
otros desmoralizar a los adversarios, haciéndoles creer que eran superiores a
los alemanes, o por lo contrario, que los alemanes eran invencibles. En tal caso, ¿por qué prepararse para la
confrontación o por qué resistirse? Un medio tan reciente y eficaz para
difundir ideas como era entonces la radio, o uno tradicional y bastante más
lento, como el comentario boca a boca, fueron sistemáticamente utilizados por
los países en conflicto, a partir de los años ´30.
Se dijo, por ejemplo, que las defensas de la Línea Maginot
que marcaban la frontera entre Francia y Alemania, podían considerarse inexpugnables,
o que los cada vez más numerosos tanques alemanes eran de madera. Todo esto era
falso, pero mientras tanto, los desinformados que lo aceptaban y lo difundían
entre sus parientes y amigos, habían comenzado a perder la guerra.
Tu enemigo es muchos menos
proclive a hacer lo que tú quieres que haga, si ve que tú quieres que lo haga. (…)
Tu enemigo es mucho menos proclive a hacer lo que quieres que haga, si ve que
eres tú quien quiere que lo haga. (…) Atribuye lo que dices a la autoridad más
alta que puedas encontrar. (…) Saca de las noticas que hagas toda apariencia de
propaganda, porque la propaganda no debe parecer propaganda. (…) El mejor
propagandista para nosotros es el enemigo mismo. (A.R. Walmsley; Propaganda to
the Enemy)
Tita Merello |
Eva Duarte y Libertad Lamarque |
Probablemente eran historias inventadas, o al menos,
adoptadas sin objeciones por la oposición antiperonista, una circunstancia que
a diferencia de lo que pasa hoy, no llegaban a ser mencionadas por los medios
masivos. Circulaban eficazmente, de acuerdo al circuito tradicional del rumor
boca a boca. Tal vez tardara en llegar al último rincón del país, pero el
sistema de circulación lo volvía altamente creíble. Eso mismo había pasado con
la anécdota de la bofetada que la conocida actriz y cantante Libertad Lamarque
le habría dado a Eva Duarte durante la filmación de La Cabalgata del Circo, cuando la más joven y menos famosa acababa
de conocer al coronel Juan Domingo Perón, una situación que la destinaba a
encumbrarse como una figura política fundamental de la Historia Argentina.
Eva Perón y enfermeras |
Marie Langer |
La sicoanalista Marie Langer analizó este mito y otro no
menos atroz, que no sé si antes o después había circulado, sobre la cena servida a una pareja de la alta burguesía por una empleada doméstica, que en una bella fuente de plata descubrían el cuerpo asado de su hijo de pocos años. La lectura de esta escena era múltiple. Por un lado,
evocaba los cuentos del Medioevo sobre judíos que comían niños (cristianos)
asados, para celebrar impíamente la Pascua, con lo que se justificaba cualquier
respuesta antisemita, desde la discriminación verbal cotidiana, al más
sangriento pogrom.
En el término de una semana me
llegaron nueve versiones, sólo en sus detalles distintas, fue aceptado como
verídico por personas generalmente capaces de un juicio crítico. Esto comprueba
que el rumor corresponde, aunque en forma muy disfrazada y elaborada, a una
situación interior reprimida y a angustias infantiles persistentes en la gran
mayoría de las personas. (Marie Langer: “El mito del niño asado y otros mitos
sobre Eva Perón”)
Manifestación peronista |
El mito expresaba también el temor de entonces ante el
resentimiento de los pobres (los “cabecitas negras” celebrados por Eva Perón) que
habían emigrado del campo a la ciudad, en busca de mejores condiciones de vida,
eran envalentonados por la prédica del peronismo y no solo exigían justas
reivindicaciones, sino venganza contra aquellos que los habían explotado desde
que tenían memoria. Viejos prejuicios adquirían gracias al rumor, un poder de
convicción que no requería de mayores pruebas para ser aceptado como algo
cierto.
El desprecio por el cabecita
negra, su rechazo por parte de la pequeña burguesía liberal y democrática,
muestra hasta qué extremo el prejuicio impregna nuestras racionalizaciones. (…)
El pequeño burgués transfiere sus propias carencias al cabecita negra: el otro
es el indolente, el ignorante, el poca cosa, el advenedizo. (Pedro Orgambide:
El racismo en Argentina)
Juan Domingo Perón y Eva Perón regalando bicicletas |
Nada de eso llegaba a ser mencionado por los medios de la
época (a diferencia de lo que pasa hoy con las circunstancias menos amables de
la vida de personajes célebres) por lo que el rumor encontraba un terreno
propicio para difundirse y aumentar su credibilidad. Después de junio de 1954,
las historias de orgías en la Quinta Presidencial de Olivos combinaban la
novedad de las motonetas italianas, el auge de bellas adolescentes en el mundo
del espectáculo y el desenfreno sexual que se atribuía a los altos
funcionarios. ¿Cómo rehusarse a oír esos rumores que no hubieran podido ser mencionados por la prensa? ¿Cómo dejar de reproducirlos
entre los más cercanos, aunque fuera para reírse de ellos (solo que después de haberlos
hecho circular)?
Desde el formidable aparato propagandístico organizado por Raúl Apold, que controlaba la radio, la prensa gráfica, el cine y la televisión ¿cómo desacreditar esos mensajes? El poder del rumor fue utilizado con habilidad desigual por
los antiperonistas y también por los peronistas, como parte de la lucha
ideológica que dividía al país de entonces. Perón se creyó obligado a mencionar el tema en
uno de sus discursos, después del golpe militar abortado:
Perón paseando en motocicleta |
Lo justo es esperar que la
elección y que la mayoría del pueblo sea la que decida, y no decidir por la
violencia, ni por los panfletos, ni por las calumnias que se hacen correr con
móviles inconfesables. (…) En los últimos tiempos, los insensatos que no han
querido esperar las elecciones y han comenzado a lanzar rumores, panfletos y
toda suerte de inconvenientes para la paz y para el orden de la Nación, los
acusamos realmente de no saber cumplir con su deber de argentinos. (Juan
Domingo Perón)
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