Juan José Sebrelli |
Sebrelli compara las páginas de La Nación o La
Prensa o El Hogar ocupadas con las imágenes de las celebraciones de la clase
alta argentina, con las ceremonias matutinas (le petit lever y le grand
lever) que se programaban en el palacio de Versailles, donde los integrantes
de la Corte se disputaban el privilegio de asistir al despertar y las
abluciones de Luis XIV, en la relativa intimidad de sus aposentos, con el
objeto de presentarle sus peticiones. Acercarse a los poderosos, en las
condiciones impuestas por quienes detentan el poder, era y es aún hoy una rara
oportunidad que seduce a quienes se encuentran sometidos a ese orden que los
excluye. Imaginariamente los dominados se ponen en paridad de condiciones con
aquellos que desde un punto de vista objetivo, resultan inaccesibles.
Luis J. Medrano: Sábado Inglés |
El discurso evasivo de los medios masivos del siglo
XX y su recepción simultánea por millones de usuarios, no coexisten por
casualidad, ni es algo que deja de tener repercusiones en el contexto social
donde ocurre. Hay una propuesta simplificadora en el discurso de los medios,
que utilizando la trivialidad aparente o real, asegura una recepción favorable
de la audiencia, coincidiendo con una sostenida demanda de diversión por la
audiencia, que nunca podría ser saciada por los medios.
Miguel de Molina |
Apoyáa en el quicio de la mancebía / miraba encenderse la noche
de Mayo. / Pasaban los hombres / ella sonreía. (Manuel López Quiroga: Ojos
verdes)
Del espectáculo teatral del cantante Miguel de
Molina en una sala de la avenida de Mayo, en Buenos Aires, promediando los años
`40 del siglo pasado, la prensa se ufanaba de mencionar detalles frívolos, como
los metros y metros de tela estampada con grandes lunares, que habían sido
empleados para elaborar las mangas del cantante o las faldas de larga cola de
las bailarinas flamencas, pero evitaba discernir en ese despliegue nada que
aludiera a la militancia política o las preferencias sexuales del artista.
Que el cantante hubiera sufrido torturas y debido
exiliarse de su patria, la España sacudida por las represiones emprendidas por
Franco tras el fin de la Guerra Civil, no se mencionaba. La suya era una España
pintoresca, atemporal, de calendario turístico, donde los versos de una copla
como Ojos Verdes se censuraban para no molestar a nadie, como se censuraba la
letra de los tangos, para que la radio pudiera emitirlos sin ofender la
sensibilidad de nadie. Mancebía
(prostíbulo) era reemplazada por el coqueteo de una mujer relacionada con aquel
que cantaba su dolor de ser humillado por ella. Es algo nuevo y sin embargo
emplea la misma rima:
Apoyáa en el quicio de la casa mía / miraba encenderse la noche
de Mayo. / Pasaban los hombres / ella sonreía. (Manuel López Quiroga: Ojos
verdes)
Si Miguel de Molina era un reconocido republicano
español, por lo tanto militante de izquierda, en una época en la que el
anticomunismo se afirmaba como una tendencia dominante en Occidente, si para
colmo era homosexual, eso desbordaba los límites que la opinión pública
argentina era capaz de tolerar en el discurso habitual de los medios. Había
temas de los que por distintos motivos no se hablaba y que no se deseaba
incorporar al discurso.
Un país que no lograba olvidar el escándalo de los
cadetes militares chantajeados para obligarlos a prostituirse con clientes
homosexuales de la alta sociedad, pocos años antes, referirse a la vida privada
de Miguel de Molina hubiera sido la ruina para un artista que solo se salvó de
sufrir la deportación porque Eva Perón lo admiraba y decidió protegerlo. ¿Cómo
elaborar otra imagen e él que no fuera insubstancial, deliberadamente escapista,
un chimento destinado a tapar el sol con un dedo?
Amanda Colomer (Mendy) |
En la sección Como
me lo contaron, todas las semanas dos figuras distintas de la farándula dialogaban
por teléfono (presuntamente) e intercambiaban chimentos, una palabra que allí comenzó a ser impresa. Los datos
eran inocuos, de ningún modo comparables con las evidencias molestas de la vida
privada de las celebridades, que son la materia privilegiada de los paparazzi de la actualidad. Lejos de ser información de riesgo para
los personajes aludidos, indicaba que su carrera profesional se encontraba
vigente, detenida en el mejor momento, que eran aplaudidos por la audiencia y encaraban un
futuro promisorio. Dado que las Relaciones Públicas no se habían definido aún como una actividad respetable, que se aprende en instituciones educativas serias, el chimento se identificaba como un producto menor del periodismo.
Las estrellas y los astros no son otros que los que (…) lograron
el acceso a eso tan precario en Radiolandia que es el éxito. Los artistas
consagrados retribuyen el cariño de su público con la alegría (…) y que por eso
mismo no pueden ser menos que ejemplos para quienes añoran también una
felicidad completa. (…) Nada en el comportamiento de los artistas resulta
reprochable. Esta paradoja permite que la posibilidad de identificarse (…) con
quienes se admira no impida que se rompa el hechizo de las estrellas.
(Florencia Calzón Flores: Radiolandia en los cuarenta y cincuenta: una
propuesta de entretenimiento)
Silvia y Mirtha Legrand |
El cine de Hollywood y Europa había reducido su
producción durante la guerra. El mercado internacional de la industria
audiovisual estaba en ruinas. En Latinoamérica, países como México, Brasil,
Argentina y Chile habían intentado alimentar las salas de exhibición con
producciones propias, que seguían los modelos impuestos por la industria de los
países desarrollados. Si el cine
nacional se desarrollaba apoyado por el Estado que decidía
la adjudicación de permisos para importar película negativa y concedía créditos generosos a los grandes productores, también , demandaba la existencia de figuras que aseguraran su rentabilidad y operaran de acuerdo a la lógica del Star System.
la adjudicación de permisos para importar película negativa y concedía créditos generosos a los grandes productores, también , demandaba la existencia de figuras que aseguraran su rentabilidad y operaran de acuerdo a la lógica del Star System.
Libertad Lamarque |
Un filme cómico de 1948 de Luis Bayón Herrera, se
titulaba ¡Cuidado con las imitaciones!
demostraba la paradoja de un país
desprovisto de importaciones, sin embargo necesitado de ellas, que las
reemplazaba de algún modo con productos nacionales obedientes a los mismos
criterios de consumo del pasado. Se necesitaban decenas de actores, cantantes,
bailarines seductores en la pantalla de cine, en las emisiones de radio y el teatro. Gracias al chimento
nacional, ellos debían resultar atractivos también fuera de su intervención en
los medios. La prensa de Buenos Aires fue encargada de organizar este Olimpo
local, tal como había hecho la prensa de los países desarrollados.
Bruno Boval maquillando a Juan José Míguez |
Annemarie Heinrich fotografiaba con maestría los
rostros de los ídolos de la radio y el cine para las portadas de Antena y
Radiolandia. Perfectamente maquillados por Bruno Boval, peinados a la
perfección, serenos y sin preocupaciones, ellos invitaban a los lectores a
mirar la vida que el Destino les había deparado a ellos (bastante menos
glamorosa) con suficiente distancia y optimismo. Si los astros habían triunfado
a pesar de sus humildes orígenes, cualquiera podía repetir la hazaña, y si no
lo intentaba siquiera, por considerarse carente de talento, no por
evaluar la inaccesibilidad del medio, , de todos modos le quedaba el consuelo de convertirse en
testigo de la felicidad de su ídolo, de disfrutar el espectáculo de su
consagración profesional.
El chisme es el arte de decir nada, de una manera tal que no deja prácticamente nada sin decir. (Walter Winchell)
No hay comentarios:
Publicar un comentario